martes, 30 de agosto de 2016

Lili Cook


¡Hola Dolces!  Este Dolces se lo debo a mi amiga Arantxa, Aran,  a la cual hace mucho que no veo y echo de menos pero sé que anda liada... Sniffffff  ¡Ojalá lea esto y recuperemos las buenas costumbres de vernos de vez en cuando! 

¿Cómo vais sobreviviendo al verano? Recuerdo un post sobre las vacaciones :-) Fue muy muy divertido, luego cuelgo el link aquí para re leerlo mientras nos tomamos un batido de frutas y verduras bien sano y bien fresquito. 
Alucino con mi facilidad para saltar de una cosa a otra e irme por las ramas, la cosa es enrollarme cual persiana antigua... 

Al lío del LiliCook.

El 12 de agosto es el aniversario de bodas de mis padres, los adoro, son mi guía terrenal, mi ejemplo. Este año lo pasamos juntos en Salamanca. 
Somos una familia pequeña, revoltosa, somos todos de carácter castellano, algunas veces dulcificado por la sangre canaria que aporta mi padre pero se ve que lleva tanto tiempo en la aridez charra que la dulzura se ha visto algo salada por lo castellano ¡y eso que somos Sosa! Je je je 
Pues eso, somos algo enfadones, gritones, parece que nos comemos a Andraca ( que no sabemos quién es pero mi abuela nos decía esto: " hablas y parece que te comes a Andraca pero luego ná de ná" 
Así decía mi abuela materna, castellana y regia. Eso sí, igual que te digo una cosa te digo la otra, seremos enfadones y comedores de Andracas pero, tú osa decir algo reguelero de alguno de nuestros miembros y te las verás con todos juntos y por separado. Seremos más o menos educados, más o menos guapos, más o menos listos pero somos los que más nos queremos y más unidos estamos del mundo mundial de toda la vida de Dios, nobles, sinceros y buenos ¡Hombre, ya! 

Sosa Alonso y famila
En la foto falta Elsa, en la barriguita de mamá mi sobrina Marta, 
nuestra pequeña princesa nacida el 10 de mayo.

¿Veis? me voy por las ramas con una facilidad pasmosa... 

Total, que nos fuimos a disfrutar del típico tapeo charro, como turistas de pro.
Salamanca es una ciudad llena de calles pequeñas y grandes, llenas de bares, llenos de terrazas, llenos de cientos de personas... Es como pasear por cualquier ciudad con costa y paseo marítimo pero sin mar, ni falta que nos hace ¡Ja! Ya quisiera el mar tener nuestra plaza, nuestras catedrales, nuestras calles... ¡Y nuestras tapas!



Como la Costa Charra estaba a tope, decidimos ir al LiliCook en la Plaza de Sexmeros, decidimos por pura casualidad... Pero la casualidad no existe y decidió ser la causa de que yo conociera este LiliCook vermutería que me requete encantó.

Lo primero: la carta... Problema para mi... Ni uno solo de los montones de mini delicias frías y calientes que preparan estaba libre de animales ¡Ni uno! 
Lo segundo: el servicio... Ya he mencionado en varias ocasiones en este mi Dolce Far Niente, que España no brilla ni por la calidad de su servicio ni por el buen saber hacer de este, en general, por supuesto. 
Salamanca no es distinta a España en esto, si añadimos nuestro carácter charro tan testarudamente, digamos, poco pamplinero ( ...) el resultado es de dar un poco de miedito...
¿Cómo le digo al camarero tan majete a lo charro que si me prepara algo sin crueldad animal? 

Conviene que recordemos que Salamanca es cuna de toros bravos, ganaderos de lidia, denominación de origen del cerdo ibérico más famoso ( ya quisiera Jabugo tener los cerdos negros de Guijuelo y el frío de la sierra) los embutidos más exportados y la carne de vaca morucha más premiada... vamos, ¡un paraíso para el veganismo!... 

Paso uno y dos solucionados con el paso tres.
Lo tercero: mi hermana, que conoce en Salamanca a todo el mundo y el mundo salmantino la quiere una jartá, hizo lo propio, charlar con uno de los dueños. Solucionado, el chef salió a saludarnos con una sonrisa y a decirme que podía prepararme lo que quisiera con los productos frescos de los que disponían esa noche, encantador y más educado que ná, ¡que majete! el resultado fue:
- Un salmorejo, sin jamón ni huevo, que estaba para morirse de placer.
- Ensalada de hojas verdes con melocotón aderezada con vinagreta agridulce de chalota y noséqué, de  pecado de buena, la verdad, me impresiona cómo algo tan simple como unas hojas en la proporción adecuada y con el toque justo pasa a ser un plato simplemente exquisito.
Me propusieron también una coca de cebolla confitada y champiñón asado pero ante la duda de que la masa tuviera mantequilla el propio chef me dijo que mejor no ¡genial! 

Lo cuarto: tinto de verano con gaseosa... muy bueno :-) Pero llamándose vermutería cometí el error de novata de no preguntar por sus vermuts... Sin ninguna duda hay que probar los vermuts, así que, iré en nada a esta plaza de Sexmeros Charra a re encontrarme con LiliCook.

Bandeja de vermuts
Cava del vino

La carta de este LiliCook es un 10 gastronómico. Presentan pequeñas joyas pulidas con mucho saber hacer y cariño. 
Para un paladar al uso, hay un montón de oportunidades de probar toda la cocina típica charra re inventada por estos LiliCookeros. 

Para un vegetariano o un vegano... malo, malo... 
Te pillarás una buena borrachera a base de pan, el pan de mi tierra es bueno bueno, y vermuts... 

Por ahora, en la carta no hay ningún plato realizado solo con vegetales, hortalizas o legumbres, pero creo que va a cambiar la cosa. 
Con mucha educación y una amable sonrisa, les hice ver la necesidad que tiene Salamanca en general y la excelencia de LiliCook en particular, de abrirse al mundo ya que es una ciudad inminentemente turística. 

El vegetarianismo va en aumento, el veganismo también aunque sea mucho más complicado maridar viandas típicas charras con respeto animal, pero ¡se puede, claro que se puede! 
Tenemos unas legumbres exquisitas, la huerta charra es amplia, nuestro pan es de ganar concursos, si a esto unimos la historia charra plagada de pueblos con gastronomía bien diferente, podemos crear platos excelsos sin necesidad de maltrato animal 
Estoy convencida de que en mi próxima visita a esta vermutería de 10, en la carta habrán incluido variedades frías y calientes con el apellido Vegan, y además, esto sería pauta para que la prensa se hiciera eco de estas nuevas creaciones culinarias con sabor a charro sin usar los tópicos típicos de la gastronomía charra.




Así que, altamente recomendable LiliCook Vermutería en la Plaza de Sexmeros de Salamanca, pero por ahora no para un vegetariano/vegano, moriríamos en el intento aunque yo, repito, me sentí muy bien tratada y con mucho respeto hacia mi petardez.

Buscando fotos de LiliCook y de la Plaza de Sexmeros, me encontré cosas que desconocía.
La plaza es bien conocida por los Sosa Alonso porque en ella está la Cámara de Comercio desde hace muchos años, mis padres han sido empresarios de siempre ( de siempre para mi es desde que yo los conozco...) así que ha sido una plaza frecuentada.

He encontrado una foto encantadora sobre esta plaza hace una pila de años.


 Y de la misma plaza en la actualidad.


Me resulta muy curioso ver ese edificio tan cambiado y al mismo tiempo tan familiar.

La plaza lleva el nombre de Sexmeros porque fueron estos sexmeros, 4 ediles responsables de cuidar el sexmo, tributo en forma de cereal... los encargados de comprar el edificio que hoy alberga la Cámara de Comercio. 
Para saciar la curiosidad completa, este link es fácil y bonito de ver: Casa de la Tierra  

Y uniendo esta curiosidad histórica con las enormes posibilidades de llevar platos veganos a este LiliCook, bien se podría hacer un homenaje a esta Casa de la Tierra y a los sexmeros creando una ensalada de cereales con verduras de la Tierra de Salamanca. 

Y por hoy, ya. 
Os dejo, no sin antes poner el link sobre vacaciones que comentaba al principio, ¡Vacaciones! Hmmmm ¿Vacaciones?

GoVegan!
Miss A

PS: Todas las fotos de este post han sido sacadas del álbum de Pinterest de LiliCook excepto las de la Plaza de Sexmeros que las he robado de vetetúasaberquién en google... La foto familiar es de Luis F. Lorenzo Rubio

martes, 16 de agosto de 2016

Tatel




Tres fotos. Así, de entrada. 
Tres veces me he puesto a escribir sobre Tatel y tres veces me ha interrumpido Coco Miss Mundo, mi gata maravillosa por supuesto adoptada...

Escucho o leo Tatel e inmediatamente mis neuronas recuerdan imágenes divertidas, siempre he ido con gente a la que adoro, siempre ha estado lleno de comensales guapos y siempre me lo he pasado bien. Mucho siempre en poco espacio... 

Tatel es el restaurante de moda en Madrid, lo curioso es que lleva siendo de moda dos años,  impensable para Madrid y más impensable aún para un restaurante, pero es que es un espacio cuidado al máximo. Sus propietarios, hombres que sin ser de la moda llevan de moda tiempo: Rafael Nadal, Paul Gasol y Enrique Iglesias, mola ¿sí? ¡Sí! 
Ya sabéis, para leer de manera inequívoca sobre Tatel, picad Tatel :-) 

Resumiendo: local súper actual con una decoración de los gloriosos años 20, con el mejor servicio que yo he disfrutado en mucho tiempo en Madrid ( mira que flojea este punto en Madrid en particular y en España en general) música en vivo, gente mega guapa, deliciosa carta, una coctelería de primera y, y, y rincones a cada cual más cuco para ir más de tres y cuatro veces. 

Esta vez, los colores son de la paleta del otoño, perfecto para mi. Envolvente y sugerente a partes iguales. 
Un guiño a la estación verdaderamente romántica y creativa; la primavera está sobrevalorada... 
La estación de las mentes soñadoras y los sueños suelen estar hechos de colores ocres, beige, dorados, con algún toque turquesa y adamascado como el propio Tatel. 

Abierto de la mañana a la noche, con momentos para el brunch, un aperitivo, la hora del té, una merienda cena, cena al uso y copas hasta la madrugada.
El brunch de Tatel es una asignatura pendiente pero en breve iré, os contaré. 



En Tatel la experiencia anímica es maravillosa, te sientes bien, cuidado y guapo, eso es importante para mi, una ya va teniendo una edad... incluso dos, y lo de sentirte cuidado y guapo, guapa en mi caso, es un detalle que no debo dejar pasar por alto, últimamente le doy más importante a ese detalle que a la propia comida, total, voy a comer verduras vaya donde vaya... 

El caso es que he ido a Tatel en circunstancias anteriores a mi veganismo ( aunque cuando fui las primeras veces ya no comía carne) y sigo yendo ahora que mi petardez no sólo exige un 10 en viandas y servicio sino también en que esas viandas no contengan ninguna clase de animal ni derivados, yo no como animales, no, no, no. 




La carta de Tatel es extensa con mesura, es decir, tiene el suficiente número de platos para deleitar a todos los paladares gustosos pero no te hartas de ver nombres sin saber si decidirte por uno u otro.
En mi caso, siempre me dejo aconsejar :-) Les pido que me hagan lo que consideren que puedo comer sin que pese sobre mi el maltrato animal.

Mis habituales: 
- El salmorejo, sin jamón, de los mejores que he comido. Voy a empezar un ranking de salmorejos :-) Al ser un fijo en mi menú fuera de casa, me estoy haciendo una experta, 
- Las alcachofas deliciosas, sin jamón, las verduras son siempre de primera. 
- La ensalada de quinoa, para mi sin queso feta, muy buena y sobre todo bien realizada, con la mezcla perfecta de ingredientes. 
- Mango... ¡Que voy a decir de un mango exquisitamente cortado y al punto de maduración! Pues que lo pidas.

Para los vegetarianos no estrictos, la tortilla trufada es un must imperdible, yo dejé de pedirla hace más de un año ya, pero la recuerdo como exquisito manjar para los sentidos.
Las croquetas un pedacito de cielo que se deshace entre las papilas gustativas.



En Tatel, como ya he dicho, me siento guapa... 
Quizás tenga que ver en esto sus cocktails... Imposible pedir uno solo así que, después de un par de cualquier combinado al gusto que pidas, no necesitarás ni botox ni photoshop, la sonrisa en tu cara te hará ser la más bonita o el más bello del reino, porque, sin duda, de un reino de bellezas se trata este Tatel. 

Un cotilleo de vampira: tienen una ventana indiscreta... Ssshhhhhh no se lo digáis a nadie... Id y haced buen uso de vuestro punto voyeur...

Quizás, sólo quizás porque no le he dedicado el tiempo suficiente en mi exigencia a pensarlo, echo de menos una terraza abierta, tomar una copita disfrutando de las luces del Paseo de la Castellana a la distancia suficiente como para no agobiarnos con el ruido del Paseo de la Castellana puede tener su vuelta y media de encanto, aunque, puede que no... La manía anti glamour del cigarrito echa para atrás cualquier intento de respirar mientras degustamos nuestra elección culinaria. 

Por otra parte, este Tatel tiene un puntito de horterismo creciente. Dado que es pura moda, precio medio alto, situación perfecta para que el bendito EGO engorde sin necesidad de comer... Resulta tremendamente irritante la colección de estulticia con piernas, enfundadas de lo más chic casi siempre, eso sí, que se aposta en la puerta dejando de lado su esperada educación ( al ir enfundados tan chic, que menos que se note el colegio de pago y la Universidad privada) y luchando por ver quien la tiene más larga... la estulticia, digo... 
Este momento esperar que te traigan el coche, echa por tierra toda la bonita experiencia gastronómica y sensorial vivida. 


Pero bueno, pasando por alto eso de tener que salir por la misma puerta que un montón de EGOS con piernas, el restaurante Tatel está en mi lista de los valores seguros para quedar como una perfecta Cicerón de la calidad de la cocina y el diseño madrileños. 
Para una vegana enamorada del Dolce Far Niente y los rincones con glamour, esta propuesta es perfecta, la diligencia y buen saber hacer de todo el personal de la casa hacen que me guste volver una y otra vez.
Así que, amigas, tacones, una bonita sonrisa y a la orden cuando queráis para ir a saborear cualquiera de los cocktails de la carta del maestro coctelero. Amigos, si os apetece, ya estoy en edad de dejarme invitar. 

¡Os espero! 
Miss A

PS: Todas las fotografías de este post han sido robadas sin miramientos y con nocturnidad de la red social pública Pinterst.